Ver un monólogo. Consejos para disfrutar de un espectáculo de comedia
Ver un monólogo de comedia puede ser una experiencia muy divertida. También puede ser un truño, no te lo voy a negar.
La experiencia dependerá de múltiples factores: el cómico en si, su día, su estilo de humor, el lugar donde se hace, el entorno, el equipo de sonido, el/la técnica, el público, los sucesos que haya sucedido ese día, la hora, el tiempo, el estado de la economía y la posición de la luna. ¡Todo influye!
Al igual que un concierto o cualquier otra expresión artística, te sentirás más o menos en sintonía con la propuesta.
Lo que si es importante señalar y eh aquí el motivo de este artículo, es que antes de ir a ver un monólogo, es importante tomar en cuenta algunos aspectos.
A continuación, te presento siete consejos útiles para tener en mente antes de sumergirte en la risa y el ingenio de un espectáculo de monólogo.
Desde investigar sobre el monologuista que actúa ese día, hasta entender en que momento debe/puede participar el público, estos consejos te prepararán para disfrutar de un buen rato de comedia.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
Ver un monólogo: 7 cosas que debes de saber
Infórmate del monologuista que actúa
Antes de ver un monólogo, es útil y necesario investigar sobre el cómico o cómica que actúa ese día.
Conocer su estilo de humor te preparará para la propuesta que vas a ver.
No todos los humoristas tienen el mismo estilo de humor: algunos pueden ser más sarcásticos, otros pueden ser más físicos y otros pueden apostar por el humor negro.
Al investigar al monologuista, puedes tener una idea de si su estilo de humor encaja con tus gustos. Puedes buscar sus actuaciones anteriores en YouTube, sus contenidos en Instagram, leer reseñas, o pedir opiniones a tus amigos que ya lo han visto.
De esta manera, podrás elegir entre evitar la sorpresa de encontrarte en un show de un determinado tipo de humor que no encaja contigo o atreverte a experimentar con nuevos tipos de humor. ¡Déjate sorprender!
Recuerda que la risa es una cuestión de gustos y, para maximizar tus posibilidades de disfrutar del show, es aconsejable que te asegures de que el estilo humor que trabaja ese monologuista es de tu agrado. O al menos que estés abierto a probar nuevas propuestas.
Mantén una mente abierta
Si finalmente decides apostar por ir a ver a un cómico o cómica que, a priori, no encaja con tus gustos, es fundamental tener la mente abierta.
Como decía antes, cada humorista tiene su propio estilo y punto de vista. Aunque no siempre estés de acuerdo con él, parte de la experiencia es apreciar el arte de hacer humor desde diferentes perspectivas.
Ir a ver un espectáculo de comedia con una propuesta diferente a tus gustos, te da la oportunidad de diversificar tu sentido del humor.
Al igual que la comida, el cine o la música, el humor también tiene una amplia gama de sabores, estilos y matices. Probar algo nuevo puede resultar en descubrir un gusto que no sabías que tenías. Bienvenid@ al MasterChef de la carcajada.
Además, la comedia, en su esencia, es una forma de arte que refleja la sociedad y la condición humana. A través del humor, los monologuistas pueden abordar temas que son complicados o incómodos de una manera que puede hacer que sea más fácil de digerir.
Por otro lado, la comedia también puede ser una forma de crítica social. Aunque no estés de acuerdo con los puntos de vista del monologuista, puedes aprender algo nuevo a través de su perspectiva y reflexionar sobre los temas que aborda.
Recuerda que el humor es subjetivo. Lo que a uno le parece gracioso, a otro puede parecerle ofensivo o aburrido. Mantener la mente abierta no solo te dará la oportunidad de disfrutar de una amplia gama de humor, sino también de comprender mejor las diferencias de humor entre las personas.
Ya lo decía Merche: abre tu mente y descubrirás, lo que disfruta la gente, de la vida… Igual no es el mejor ejemplo.
Respeta al cómico y a los otros espectadores que van a ver el monólogo
En un monólogo de comedia, el respeto al monologuista es fundamental, incluso si no estás de acuerdo con su propuesta.
El escenario es nuestro espacio de trabajo, y al subir a él, lo mínimo que pedimos es poder llevarlo a cabo.
La comedia, al igual que cualquier forma de arte, está sujeta a interpretaciones y opiniones diversas. Si no estás disfrutando del espectáculo, recuerda que hay muchas horas de trabajo, ensayos y perfeccionamiento detrás. Y dónde está la puerta. También te puede venir bien.
Si te está pareciendo algo soporífero, simplemente el producto no es para tí. Evita interrupciones o comentarios despectivos. Si eres celiaco y comes pan sin gluten, no te imagino insultando a un panadero por vender pan de trigo.
El respeto es fundamental. Te puedo asegurar que ningún monologuista se levanta por la mañana con la intención y el deseo de amargarte la vida. Ejecutamos nuestra propuesta y entendemos que no te guste, pero no por eso tienes que encender la antorcha y querer quemarnos en la hoguera.
Solo queremos hacer reír.
Y si aún así, para ti es imposible apaciguar tu fuego de odio interior, si no mantienes el respeto por nosotros, hazlo por el resto de espectadores.
Las conversaciones paralelas, los comentarios cuando no proceden y alguna que otra actitud irrespetuosa son distractoras para otros espectadores y para el monologuista.
Hay quien viene a disfrutar del show para desconectar de la vida diaria y a pasar un ratito de risa y diversión. No le fastidies el día a tu vecino.
En lugar de ser el amargado de la sala, intenta entrar en el espíritu del evento. Igual hasta te lo acabas pasando bien.
Participa cuando se te pida
Ahora está muy de moda el «crowdword». ¿Lo qué?
Esos shows o ese momento del show en el que el cómico interactúa con el público.
Suele ser muy divertido y fresco porque está surgiendo en el momento, pero no deja de ser parte de un show, por lo que es importante participar e intervenir cuando se te pida o cuando tu intervención no despiste, no frene, no moleste la dinámica del espectáculo.
Las redes sociales no paran de mostrar fragmentos de espectáculos donde se produce esa interacción, por lo que se está sembrando en el publico la idea de que cualquier espectáculo de comedia es así.
Y eso es un error. Habrá cómicos que se sientan muy cómodos interactuando con el público y otros que todo lo contrario. Cada uno tiene su propuesta y espectáculo y por el buen desarrollo del mismo, lo ideal es que el público se adapte a ella.
Si un cómico o cómica no busca participaciones en su espectáculo, estate calladito. Todos te lo agradecerán.
Los monólogos no son para niños
Los monólogos no son para niños. Los monólogos no son para niños. Los monólogos no son para niños…
Es un mantra que utilizo sobre todo cuando se actúa para espectáculos organizados por Ayuntamientos.
Entiendo que haya muchos padres que decidan ir al espectáculo con sus niños, porque les apetezca ir y no tengan con quien dejarlos. ¡Genial! Pero revísate los puntos anteriores y se consciente a qué vas. Yo no soy responsable de tu hijo. Lo eres tú. ¡Sorpresa!
Luego no me vengas con: es que has dicho tal cosa y estaba mi niño delante. Es que he dicho tal cosa porque… los monólogos no son para niños (repetir el mantra).
Pero los que se llevan la palma, son aquellos padres que van a un show de comedia, pensando que van a ver un espectáculo de globoflexia (con todo mi respeto y cariño a los espectáculos de globoflexia) y que tu estas allí para entretener a su chiquillo.
Infórmate bien qué vas a ir a ver y sobre todo recuerda: LOS MONÓLOGOS NO SON PARA NIÑOS. Yo creo que ha quedado claro, ¿no?
Disfruta del momento
Vas a ir a ver un monólogo de comedia para reír, para despejar la mente, para olvidarte de los problemas diarios. El cómico frente a ti ha trabajado mucho para hacerte sonreír, así que relájate y ríe, ¡que la vida son dos días! Y uno de lo pasas hablando de política y discutiendo con tu vecina.
Y sobre todo, deja el móvil en el bolsillo. No hay nada más molesto para un cómico que ver a alguien en primera fila revisando su Whatsapp en lugar de prestar atención al espectáculo. ¡Desconecta una miaja!
Luego lo sacas para hacernos una fotico y subirla a redes. Eso sí, que eso nos hace publi y siempre viene bien.
Llega temprano
Finalmente, vamos a empezar por el principio.
Cuando vayas a ver un espectáculo de comedia (y de cualquier cosa, pero voy a centrarme en lo que va este artículo): llega a la hora que empieza el show.
En España tenemos la feísima costumbre de esperar a los que llegan tarde. A la gente hay que enseñarle a respetar a los que llegan a su hora, así que ¡todo el mundo 10 minutos antes!
Y quién llegue tarde se queda sin ver el show, sin el dinero de la entrada y le embargamos su casa.
Ahora ya tienes toda la información necesaria para ir a ver un monólogo. Recuerda que sin vosotros, nosotros no existiríamos, así que gracias por apostar por la comedia y sobre todo por valorar el trabajo que hacemos, que sabemos que hay mucho público que lo hace.
Para los que no, envíales este artículo.
Tu risa es la mejor recompensa para nuestro trabajo. Y tu dinero. No te voy a mentir.
¡Nos vemos en el próximo monólogo!
Y otra cosita:
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